La justicia en el fútbol es muy subjetiva. El CD Teruel marcó dos goles en apenas tres aproximaciones al área y el Andorra CF no logró materializar ninguna de las que tuvo. El fútbol a veces es justo y otras injusto. Unas veces nos sonrie y otras nos hace sufrir. Por eso lo amamos. Pero lo cierto es que ayer tarde el equipo que apostó por el fútbol, no acabó llevándose los tres puntos.
El CD Teruel jugó a lo que jugaba el Andorra estos años atrás. Un fútbol conservador pero rentable, un sistema de juego que gana partidos pero vacía las gradas, por lo menos las del Endeiza. Que ni siquiera yendo líderes logró enganchar a la masa social la pasada campaña.
El Andorra saltó al césped del Juan Antonio Endeiza con la clara intención de controlar el ritmo del partido, ante un Teruel, que esperaba atrás, al igual que hacía el Andorra de temporadas pasadas cuando jugaba a domicilio.
El Andorra salió dispuesto a llevarse los tres puntos desde el minuto uno. Y ya en la primera jugada del partido, una internada minera fue cortada por el lateral Cota, pero era demasiado pronto para mostrar una amarilla…
Desde los primeros minutos el partido tuvo color local, sobre todo por banda derecha. Donde Ginés encaraba en repetidas ocasiones al lateral rojillo Cota, desbordándolo por técnica y velocidad.
En el minuto 6, Víctor metió un sensacional pase al hueco que dejó sólo a Ginés frente a Mario Forcén, guardameta rojillo, pero el capitán minero se hizo un lío y Cabetas desbarató el mano a mano entre atacante y guardameta.
Tras el “arreón” inicial el Andorra siguió llevando la manija del partido, pero el encuentro entró en una fase más calmada.
En el minuto 18 llegó el primer contratiempo para el Andorra. El lateral derecho minero, Andrés Serrano, se retiraba lesionado y tenía que sustituirle Joaquín. Según las primeras pruebas podría estar entre dos y tres semanas de baja.
El Andorra seguía teniendo la posesión, combinando y triangulando, sin perder el control del juego, pero se repetía la tónica de esta temporada, sigue adoleciendo de pegada en los metros finales.
La grada agradecía el empuje de los suyos en unos minutos finales de la primera mitad en los que daba la sensación que la tabla clasificatoria se había dado la vuelta.
En el último minuto de la primera mitad, Gonzalo Val desbordó a Jael y su centro llegó a los pies de Víctor que llegó muy forzado y su remate se fue al lateral de la red.
De este forma se llegaba al final de los primeros 45 minutos, con un empate sin goles que sabía a poco en la grada del Endeiza. En cambio los visitantes veían como el guión transcurría como lo tenía previsto Moisés.
FOTO: Nieves Ballesteros (Diario de Teruel)
Después de lo visto en la primera mitad nadie se esperaba lo ocurrido en el inicio de la segunda. El pasado domingo se encajó un gol en Illueca en el minuto uno de la primera mitad y ayer tocó en el minuto uno de la segunda.
Tras el saque de centro de los mineros, Terre robó el esférico y lo cedió a Diego Gómez. El veterano ariete abrió a la derecha hacia Juanma y este aprovechó el servició para poner por delante a los suyos con un remate cruzado, cuando muchos de los aficionados todavía no se habían acomodado en sus localidades tras el asueto.
Tocaba remontar y el Andorra se puso manos a la obra. Apenas cuatro minutos después los mineros estuvieron a punto de empatar el encuentro con una doble ocasión que acabó con un remate de cabeza de Ibra que sin oposición alguna y con todo a favor, envió el balón a las manos de Mario Forcén.
Pero seis minutos después, en el 56, tuvo lugar la acción que condicionó el resto del partido.
El colegiado decretó saque de banda a favor de los locales, pero Terre haciendo caso omiso a su decisión y con clara intención de perder tiempo recogió el esférico y sacó de banda. El centrocampista minero, Manuel Martos se lo recriminó empujando al rojillo para arrebatarle el balón y sacar con celeridad. Pero Terre se desplomó fingiendo una agresión y el trencilla picó.
Hay que reconocer que Martos se excedió en su acción pero una amarilla para ambos hubiera bastado. Sin embargo la jugada le salió bien al centrocampista rojillo, muy aficionado a estas acciones, como bien conoce la afición andorrana. En definitiva el Andorra se quedó con diez hombres y Terre se fue de rositas.
Asensio Silva reflejó en el acta que Martos fue expulsado “por empujar a un contrario de forma violenta una vez que el juego estaba detenido. El adversario no sufrió ninguna lesión”.
Diez minutos después de salir de vestuarios el Andorra se encontraba con un panorama que nadie se podía imaginar tras lo sucedido en la primera mitad. Los mineros tenían que remontar un partido con un hombre menos y con más de media hora por delante.
Pese a la nueva situación, con un hombre menos y un gol abajo en el marcador los de David Lázaro siguieron volcados sobre la portería de Mario Forcén. Sobre todo Ginés que estaba siendo una auténtica pesadilla y suyas fueron las mejores ocasiones.
Con el Andorra cercando la meta visitante buscando el empate, el capitán Ginés vio tarjeta amarilla por ¡perder tiempo!, o al menos eso es lo que recoge el colegiado en el acta del partido. Inaudito.
Lo seguían intentando los de David Lázaro, pero el Teruel con un hombre más y el marcador a su favor dio un paso atrás y fue dejando transcurrir el tiempo. Algo que no sorprendió en absoluto a los aficionados locales, acostumbrados al tedio del “resultadismo” de pasadas campañas.
El orden de la defensa visitante desbarataba las acciones mineras. El Andorra lo intentaba a veces con cabeza y otras con corazón. Pero la más clara de todas las ocasiones locales fue un centro templado desde la izquierda que Lobo estrelló en la cruceta en el minuto 69.
El Andorra no bajó los brazos ni siguiera cuando llegó el (0 – 2) del Teruel, en la segunda ocasión que los visitantes pisaban área minera con peligro. Pérez Rubio apareció por la izquierda, apuró línea de fondo y cedió atrás donde estaba Terre, que no tuvo más que empujar a las mallas.
El gol no fue protestado por la grada, en parte porque fue legal y en parte porque dejó helado al respetable. Pero la jugada viene de un penalti por manos de Durán en el área visitante, que ni Asensio Silva ni su asistente quisieron ver. La jugada siguió y el Teruel montó la contra incurriendo en un fuera de juego que el colegiado dejó también sin sancionar. Fuera de juego que a la postre dio origen, tras varios rechaces, al segundo gol visitante.
Con dos goles arriba los de Moisés Gutiérrez se dedicaron a guardar la ropa y se retiraron a sus dominios a la espera del momento adecuado para salir a la contra y darle la puntilla al Andorra.
Aún hubo tiempo para reclamar otro penalti, esta vez sobre Lobo, en un balón dividido en el área visitante, pero este mucho menos punible que la clara mano de Durán cortando la trayectoria del balón con el brazo extendido. Aunque Moisés Gutiérrez en rueda de prensa afirmaba que la gente estaba confundida y poco menos que había que explicarles el nuevo reglamento. Reglamento que en uno de sus puntos dice textualmente “Jugador que de forma voluntaria intercepta o corta con la mano un balón dirigido a una zona del campo donde hay jugadores de ambos equipos (por ejemplo: área de penal): libre directo o penalti y no hay tarjeta”.
Una norma que, por lo visto ayer, aplican de manera distinta Asensio Silva, colegiado del encuentro y su homólogo Díaz Luque, que señalizó pena máxima por manos de Martos en el encuentro ante el Tarazona, cuando el jugador llevaba los dos brazos pegados al cuerpo.
Las decisiones polémicas enrabieron a los locales y Asensio Silva sacó alguna amarilla a los visitantes por acciones similares a otras que anteriormente no consideró punibles, quizá por compensar y calmar los ánimos. Sin embargo el choque ya estaba decantado y los tres puntos volaron para Teruel y el equipo que apostó por el fútbol se llevó como premio una gran ovación de su público. Agradecido por el esfuerzo de los suyos y por haberles ofrecido en 90 minutos más fútbol que el visto en las últimas tres temporadas.
En definitiva el segundo clasificado no demostró ser mejor equipo que el Andorra. Pero en el fútbol al final lo que cuentan son los goles.
El domingo habrá una nueva oportunidad en Ejea, para que la mejoría del equipo se vea recompensada con la primera victoria.